miércoles, 22 de julio de 2009

Erevan - Goris

Nos levantamos y, ya con todo el petate a cuestas, bajamos a desayunar. Despues de lo que nos costo encontrar una cafeteria abierta a esas horas el dia que llegamos y de lo malisimo que estaba el cafe, vemos un letrero de Segafredo y no podemos evitar sentarnos en la terraza, al sol de la manhana, Yo pido un cafe grande y un tiramisu, Monika otro cafe grande y un croasan. Cuando nos traen la cuenta, flipamos, el capricho nos ha salido por cinco mil drams, casi diez euros... !ni es Espanha! Para otra vez, habra que aprender a mirar primero los precios.

Pasamos por informacion turistica a pedir mapas, conversamos con las tres chicas de alli, Sona (la que habla espanhol), Inna y Lilit, muy majas. Luego, a Correos a mandar las postales. A continuacion cogemos el metro para ir a la estacion, donde la taquilla de venta anticipada esta cerrada, a pesar de que deberia haber abierto hace dos horas. Tras media hora de espera, se digna a aparecer la misma estupida de ayer, que se comporta con la misma amabilidad. Es de esas personas que te ponen de tan mala hostia como para fastidiarte parte del dia. Le ensenho a Monika unos cuantos insultos y palabrotas en espanhol. Pero bueno, al menos tenemos los billetes para la vuelta.

Vamos a coger la marshrutka para Goris. Un tipo nos ofrece ir en taxi por 3000 drams, cuando la marshrutka cuesta 2500 por cabeza, es decir, pagariamos un euro mas cada uno, pero a cambio iriamos mucho mas comodos. Aceptamos. Cuando llevamos una hora metidos en el coche a pleno sol y todavia no hemos arrancado, entendemos que estan esperando a que lleguen al menos dos pasajeros mas. Claro, asi si que les compensa.

El camino a Goris en algunas partes me recuerda el desierto de Tabernas, en Almeria, aunque a medida que vayamos subiendo las montanhas se haran mas altas y el paisaje mas verde y amarillo. Ya cerca de nuestro destino los otros pasajeros se bajan. El taxista se acerca a una base militar donde le han encargado que deje un paquete y algo de dinero. Luego nos cuenta que desde alli se ve Azerbaiyan y que, cuando la guerra de Nagorno Karabaj, el no participo directamente, pero en su coche llevaba las granadas de mortero que desde alli lanzaban hacia la parte azerbaiyana.

Goris. Desde la carretera se divisa la ciudad entera en una hondonada, entre montanhas, con sus tejados de chapa reluciendo al sol. El taxista nos pone en contacto con un tipo que dice que nos puede conseguir alojamiento por 3000 drams por cabeza. Nos interesa, dado que lo mas barato que habiamos conseguido reservar era por 5000. El tipo se llama Grach, nos monta en su Lada azul y nos lleva hasta una casa enorme hecha de bloques grises sin revocar ni nada. Si nos quedamos dos noches, nos lo dejan en 2500 por cabeza por noche. Poco para los precios de por aqui, aunque mucho para las condiciones de la casa. Que remedio. A cambio, Grach nos pide 500 drams (casi un euro), mientras que, a modo de pago, recibe del duenho de la casa una botella de tutovka, aguardiente casero. Grach promete llevarnos manhana hasta Tatev.

Salimos a dar una vuelta. Lo que desde arriba es una ciudad, desde abajo no es mas que un pueblo muerto. Cruzamos un parquecillo que en el centro tiene un tiovivo, todos los jovenes nos lanzan miradas mas bien despreciativas, nos sueltan alguna palabra armenia que no tiene pinta de ser agradable o, directamente, se rien de nosotros. Mal rollo. Seguimos paseando. Los adultos parecen menos agresivos, aunque bastante desconfiados en su mayoria y no especialmente amables en general, al menos comparando con lo que hemos visto hasta ahora. Estoy haciendo fotos delante de una casa gris con ropa tendida y un par de Ladas aparcados delante, cuando baja un tipo y nos invita a subir a su casa. Dudamos un momento, pero subimos. Se llama Gago. En el salon hay un piano vertical y la luz dorada que entra desde el balcon dora el papel de las paredes. Nos quitamos los zapatos y Gago nos trae zapatillas, que no queremos aceptar. Insiste en que me quite la camiseta para sentirme como en casa y, vista mi reticencia, da ejemplo. Dice que si me quiero duchar o algo. No, pero si me lavaria las manos. Gago me obliga a que me ponga las zapatillas antes de entrar, y con razon. El banho esta todo desconchado y es de lo mas fotogenico, pero me da corte hacer fotos alli. Gago me explica todo el sistema que hay que usar para lavarse las manos, tiene una lata con un agujero que hace las veces de grifo, ya que casi nunca hay agua corriente. Y, al abrir el grifo para demostrarmelo, el mismo se sorprende de que, justo ahora, si la haya. En el balcon, ninguna de las ventanas tiene cristales. Estan tapadas con plastico transparente. Cuando la guerra de Nagorno Karabaj, de la que hace mas de quince anhos, las granadas reventaron todos los cristales y, aunque su hijo dice que el mismo puede hacerlo Gago se niega a reponerlos: que lo hagan los que los rompieron. Eso es lo justo. El nunca ha molestado a nadie, entonces por que tienen que molestarle a el. Su mujer es camarera en uno de los hoteles de la ciudad y sus hijos todos estudiaron en la Universidad a pesar de la oposicion de Gago, que sabe que alli una carrera no sirve para nada. Por eso su hijo mayor esta ahora en Moscu. Al pequenho le falta un anho para acabar la carrera. Gago nos ofrece lo que tiene, nos trae te, sandia y unas riquisimas peras confitadas. El telefono no para de sonar y Gago no para de circular entre la cocina y el salon. Le decimos que se siente a charlar con nosotros. "Pero ?de que vamos a hablar?", dice. "La vida es normal, yo me alegro de que esteis aqui, hay que disfrutar de lo que tenemos, porque no se sabe lo que vendra manhana". Enseguida llega el hijo pequenho, que no parece muy contento de vernos. Una llamada telefonica sirve de excusa a Gago para echarnos. Dice que tiene que salir corriendo. Me pongo la camiseta y los zapatos, le agradecemos la invitacion y nos vamos rapidamente. Curiosamente, cuando salimos el sigue sin camiseta y nos dice adios desde el balcon.

Cenamos en un bar que esta vacio y a oscuras. Las sillas estan encima de las mesas. No se si es que es demasiado tarde para cenar o demasiado temprano. Comemos kebab y probamos dos cervezas armenias, Kilikia y Kotayk, la segunda todavia mas horrible que la primera.

Atravesamos el parque para volver a casa, todavia hay luz del dia y unos senhores juegan al nardi (backgammon) bajo un arbol, nos paramos a ver, porque a Monika le encanta el juego, y entonces se nos acerca un senhor flaco y me pregunta, con acento cubano, si es verdad que soy espanhol. Estuvo en Cuba hace muchos anhos, trabajando, supongo que gracias a la colaboracion entre Cuba y la URSS. Todavia recuerda bastante espanhol aunque no tiene ocasion de practicarlo. Se llama Razbik, pero en Cuba lo llamaban Roberto. Tiene 69 anhos y es profesor de Hidroenergetica o algo asi en la Universidad de Erevan. No se jubila, porque ?como vivir con una pension de 100 dolares al mes?

Justo al lado de casa estan abriendo un ciber, todavia no funciona como tal, pero a uno de los que estan montandolo le gusta Monika y nos deja echar un vistazo al Correo sin cobrarnos.

Llamamos a Grach para que nos lleve manhana a Tatev, ya esta completamente borracho, se ve que la tutovka era buena. Como nos han prometido, en la casa hay ducha, solo que no funciona. Y no parece que sea cosa de hoy. Nos calientan un cubo con agua y nos lavoteamos regandonos con una jarra, de puntillas en el aseo para no rozarnos con el vater, que muy limpio no esta. En nuestra habitacion hay cuatro camas, dos de ellas con cabecero de metal como en los hospitales de las peliculas. Nos dan a cada uno una esquina, no se si porque esas son las mejores. Se hunden como si fueran de chicle, haciendo imposible dormir boca abajo. Quedamos en que, una vez encontremos la postura, no nos moveremos ya durante toda la noche para no despertar al otro, ya que chirrian endemoniadamente. Me duermo rapidamente, pero pronto me despierto y me trago varias horas de negrura con los ojos como platos hasta que al amanecer me quedo dormido otra vez.

1 comentario:

  1. Hmm, es curioso cómo cambian las maneras de la gente de una región a otra, no?
    En un sitio os tratan de puta madre (... y porqué no habrían de hacerlo) y en otro las miradas son desafiantes, o con desprecio (al más puro estilo Coruño, por lo que puedo interpretar)...
    Parece que todos los sitios tienen su "pequeño Orzán" jajaja...

    Por el resto, parece que tarde o temprano dais con buena gente, asique, exceptuando lo anterior... El balance general es bastante bueno, ¿no?

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