Me despierto antes de las seis de la manhana, salgo de la tienda y la vista es espectacular, ya no hay jeeps ni turistas, solo dos tiendas pequenhas mas abajo, pero sus ocupantes estan durmiendo. Todavia no ha amanecido, pero ya hay luz. Tenemos el mundo para nosotros solos y, a medida que vaya saliendo el sol y las nubes se desplacen, la luz sera cada vez mas bonita. La cumbre del Kazbek esta cubierta, pero a veces se deja entrever, y entonces el sol hace brillar la nieve. Abajo, en el valle, corre un rio fino por un cauce pedregoso que le viene grande. Y, de repente, un rayo de sol se desborda por las montanhas e ilumina el monasterio, alla sobre su altozano. Una pasada... Podria estar alli todo el dia contemplando aquello y haciendo mil fotos de lo mismo segun varia la luz, pero por el noroeste se acercan unas nubes muy negras y mas vale que emprendamos el descenso. Nada mas agarrar las mochilas, un tipo que ha traido a unos turistas en un jeep nos ofrece bajarnos. Le decimos que no tenemos pasta. Contesta que el no ha dicho nada de pasta. En veinte minutos estamos en el pueblo, con tiempo de sobra para coger la marshrutka de las 9, que arranca casi vacia.
Ya en Tbilisi pasamos por casa de Irakli para dejar las cosas, ducharnos y poner la tienda a secar, y luego vamos a comer nuestro ultimo ostre, pagado con tarjeta. Luego tiramos hacia la ciudad vieja a tomarnos un cafe con hielo (pagado con tarjeta), pero estamos cansados y de mala leche, Monika se encuentra mal y se va para casa y yo me pierdo por la parte antigua.
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mmm...... cuéntanos algo!
ResponderEliminarEspero que todo esté bien.