He dormido por fin ocho horejas o asi, pero se ve que no son suficientes para compensar todo el suenho atrasado que llevo, porque hoy tambien he estado cansado todo el dia.
Nos levantamos y cogemos el metro hasta el lugar de donde salen los autobuses. En el pasadizo subterraneo compramos unos pastelitos y agua, una de las vendedoras vivio un par de anhos en Polonia, pero no habla mucho polaco. Nuestro bus es amarillo, los asientos tienen mas manchas que un pantalon de camuflaje y el motor esta atragantado. Dos mecanicos se tiran veinte minutos para ponerlo en marcha, hasta que al final nos cambian de autobus a uno blanco y azul mucho mas limpio. Arrancamos a las nueve.
Por el camino se nos muestra el biblico monte Ararat. Tiene dos picos, uno de ellos cubierto de nieve. Es un volcan y esta desnudo. Los armenios lo reivindican como propio, para ellos esta cargado de significado, pero hoy en dia se encuentra al otro lado del alambre de espino que los arboles ocultan y que marca la frontera con la enemiga Turquia. Ahi esta, casi al alcance de la mano, casi...
El bus nos deja a un quilometro de nuestro objetivo: Khor Virap, un monasterio del siglo no se que, donde se cuenta que estuvo preso muchos anhos en una celda subterranea el que despues seria san Gregorio, fundador de la iglesia armenia, que sobrevivio gracias a que una mujer le traia comida y agua todos los dias. Desde el monasterio se divisa perfectamente el Ararat. Bueno, se divisaria perfectamente si una neblina no lo difuminara y unas nubes cabronas no ocultaran la cumbre que desde el camino se veia tan bien. Supongo que debe de ser mas bonito en otonho o invierno. Pero aun asi la vista es digna de admirar. Nada mas entrar nosotros, empiezan a llegar autobuses de turistas, asi que nos piramos prontito. No bien hemos emprendido el camino de vuelta hacia la carretera por la que circulan los autobuses y marshrutkas, se para a nuestro lado un destartalado coche amarillo. Unos tipos nos quieren llevar a Erevan... cobrandonos. Les agradecemos su amabilidad y pasamos de ellos. Enseguida nos pita un coche blanco en el mismo estado. Un senhor y una senhora de sonrisa dorada nos ofrecen acercarnos, no van hasta Erevan, pero nos dejaran cerquita. Por el camino, el senhor (cuyo nombre no recuerdo, es que los nombres armenios son todos nuevos para mi: una verguenza, porque el nos llama por nuestros nombres) nos va recitando la alineacion de los equipos de futbol de la liga espanhola, tambien se sabe los polacos de los anhos ochenta, dice que el jugaba muy bien al futbol y le llamaban Maradona, nos ensenha su carnet de conducir con una foto en la que aun tenia melena y, efectivamente, cierto parecido hay, no se si en el juego tambien, es posible, porque el dice que jugaba muy bien. Monika le contesta con los apellidos de unos cuantos boxeadores y ajedrecistas armenios, yo flipo, mientras la senhora intenta impedir que el ninho accione el cambio de marchas. El ninho es el nieto. El senhor tiene cincuenta y dos anhos, le brillan los ojitos cuando el nieto hace travesuras. Dos de sus hijos viven en Alemania. Cuando se entera de que Monika y yo no estamos casados y tampoco somos pareja, me dice que las mujeres armenias son muy guapas. Su mujer, alli presente, es la unica que ha tenido, dice dandole una palmadita en el hombro, pero quien sabe si algun dia no llegara alguna turista. Se rien los dos, nosotros tambien. Nos dejan en un pueblo desde donde podemos coger la marshrutka hasta Erevan.
La primera marshrutka va llena. Mientras, plantados en medio del asfalto que hace las veces de estacion, esperamos a que llegue otra, un BMW negro y vetusto se para a nuestro lado, y un senhor nos pregunta si vamos a Erevan. Su pinta nos recuerda un poco a la de los mafiosos de esta zona de Europa, asi que no nos fiamos mucho. Pero insiste, sonrie y alla vamos. Enseguida se aprende nuestros nombres, a diferencia de nosotros. Nos da a cada uno un melocoton, estan riquisimos, y eso que yo no soy muy frutivoro, el jugo se me escurre hasta los codos. Nos pregunta que hemos probado de la comida armenia, nos pregunta si hemos comido dolma, decimos que todavia no, el dice que su mujer ayer hizo dolma y que nos invita a su casa, le decimos que no, insiste, le decimos que si, da media vuelta y volvemos hacia el lugar de donde hemos venido. Promete llevarnos luego de vuelta a Erevan.
No me imagino, por ejemplo, a mi madre invitando a nadie a comer en esas condiciones, pero a ellos no les importa que la casa entera este en obras, que en el banho no haya lavabo, que por todas partes haya polvo y que dos hombres esten serrando y colocando ladrillos. En el porche de atras, que da a un jardin con albaricoqueros, montan rapidamente el banquete, en el que participamos: el senhor, que se llama Gagik, su mujer, que se llama Granush, el hijo, que se llama Armen y es enorme y morenisimo y obeso y tiene 20 anhos, mas los dos obreros, que resultan ser vecinos, y nosotros dos. El que esta construyendo un horno de ladrillo tiene todos los dientes de oro, el pelo blanco, la cara enjuta y me encantaria hacerle un retrato, pero me corto. Dice que la diferencia entre los armenios y otras naciones es que, despues de beber, los de aqui vuelven al trabajo, algo de lo que dara ejemplo en cuanto termine el banquete: ahora entiendo por que en este pais todas las casas estan torcidas. En la mesa hay bandejas con dolma (en este caso, no con hojas de parra, sino con hojas de col, como en Polonia, rellenas de carne y arroz), berenjenas y tomates asados y rellenos, queso hecho por ellos, vino casero, vodka y que se yo que mas. De postre, sandia. Gagik tambien me pregunta (afirmando) si las mujeres armenias son guapas, mientras se asegura de que Monika y yo no estamos juntos e intenta sentar a Armen a su lado. Yo tengo que recostarme en la silla porque no puedo estar sentado, se me aprieta el estomago. Salimos de alli en estado solo apto para dormir la siesta. El conductor me temo que tambien, lleva los ojos vidriosos y entornados y, menos mal, se corta bastante a la hora de adelantar. Nos traen hasta Erevan, a pesar de que no les pilla de camino (y son como 40 km.) y nos despedimos abrazandonos. Nos hacen prometerles que les llamaremos cuando volvamos a Erevan, dentro de unos dias, quieren invitarnos a comer shashlyk (pinchitos) para inaugurar el nuevo horno de ladrillo. Gagik dice que a Armen le ha gustado Monika y que por que no tal y cual. Volvemos a abrazarnos y a besarnos todos, es muy gracioso porque nadie esta seguro de como aceptaran los otros esas muestras de carinho.
Volvemos a casa a por nuestros pasaportes, que necesitamos para comprar una tarjeta armenia de telefono (???) y los billetes de tren para la vuelta a Tbilisi, que de todos modos no podemos comprar porque la cajera de la estacion, con muy malos modos, nos cierra la ventanilla en las narices, despues de habernos pegado el viaje hasta alli, en balde. Al salir de la estacion nos topamos con el revisor del tren en el que vinimos, ese que tenia los dientes de oro (rasgo poco distintivo por estos lares) y nos queria drogar con el agua: nos saluda efusivamente y dice que en las fechas en las que queremos volver a Tbilisi, seguro que volvemos a coincidir. El resto de la tarde lo pasamos tomando algo, escribiendo postales en la terraza de una cafeteria y comprando algo de musiquilla hortera, una cantante rusa, Liubov Uspenskaya, que hemos escuchado en el coche de Gagik. Por la noche, mientras estamos en internet, se desata una fuerte tormenta, los relampagos se ven incluso en el ciber, aunque esta en un sotano y no tiene ventanas. Cuando salimos, esta todo mojado. Todavia no hemos digerido la comilona del mediodia, asi que nos acostamos sin cenar.
NOTA: Hoy, durante el viaje en coche, analizando los letreros de los establecimientos que habia por el camino, he llegado a la conclusion de que el alfabeto armenio, al menos en algunas tipografias, parece una obra de fontaneria, llena de tubos, junturas y herramientas...
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Me flipa la manera como estáis viviendo Armenia. ¡¡Pero qué amabilidad!! Qué guay :))
ResponderEliminarPor cierto, en Serbia los dolmas también están hechos con hojas de col, y el otro día leí en algún post la palabra "patlizan" (berenjena), que debe venir del turco porque también aquí se utiliza :)))
Ojalá que esta última semana la sigáis disfrutando tanto :))
Vaya vidorra os estáis pegando eh!
ResponderEliminarSupongo que la relación con Monika será buena, si no has comentado aquí nada más , no?
Abrazo!