lunes, 27 de julio de 2009

Tbilisi - Mtskheta

[NOTA: por fin he podido completar la entrada atrasada "Telavi y alrededores", lo digo por si alguien quiere volver atras]

A eso de las cuatro y pico de la manhana nos despiertan para el control de pasaportes. Luego, la aduana. Luego, lo mismo por la parte georgiana. El proceso dura mas de dos horas, ya no hay quien duerma, aparte de la armenia de la litera de enfrente, que ronca como una morsa, si es que las morsas roncan. Su hija se levanta y se pone a maquillarse, lo cual le lleva como media hora, va super preparada, tiene todo tipo de lapices, pinceles y polvos, yo tengo miedo de que, con tanto bamboleo del tren, se acabe sacando un ojo, pero no, se ve que tiene practica. La parlanchina "armenia de Tbilisi", como ella dice, no para de contar historias y anecdotas, pero yo estoy demasiado dormido como para intentar entenderla. Todas nuestras vecinas de asiento despotrican contra Saakashvili. La senhora me pregunta si es verdad que los vascos descienden de los georgianos o al reves. Es ya como la quinta vez que, durante este viaje, oigo comparaciones entre vascos y georgianos, pero todavia no habia escuchado una teoria tan avanzada.

Llegamos a Tbilisi sobre las 9. Nos bajamos en la estacion de Samgori y vamos a visitar a Karina y a darle todas las hojas de parra que hemos comprado. Nos invita a cenar manhana en su casa. Compramos tambien unas cuantas especias sin saber muy bien lo que son, la vendedora nos dice los nombres georgianos, que de poco nos sirven, y nos vierte polvitos de colores en cucuruchos hechos con papel de periodico. Lo mismo se trata de maquillaje de fiesta, vete tu a saber. Pero al menos es barato. Vamos tambien a comprar pan y queso donde la otra vez nos regalaron un cuarto de queso, entramos sonriendo, pero esta vez nos tratan con cierto desprecio.

Cogemos el metro hasta Rustaveli, nos comemos el pan y el queso sentados en un banco, vamos preparados con el cuchillo y la tabla de cortar. Dejamos las mochilas en casa, estamos demasiado vagos como para ducharnos siquiera, asi que salimos otra vez sin saber muy bien que hacer. Damos una vueltecilla por la ciudad vieja y nos sentamos en una terraza a tomar cafe con hielo, un vaso enorme, con la esperanza de que nos despierte. Vana. Estamos los dos cansados y desganados. Tras media hora de absurdos "que hacemos?", "que quieres hacer?", "y tu?", decidimos tachar de la lista Mtskheta. Para ello hay que coger el metro a Didube y, desde alli, una marshrutka. Se tarda como 20 minutos en llegar a Mtskheta, lugar de gran significacion religiosa para los georgianos. Para los georgianos, porque para mi no es mas que un pueblo rodeado de montanhas mas o menos bonitas y en el que hay un monasterio que, como casi todos los que he visto por esta zona, por fuera no tiene nada de particular. Como el plan ha sido improvisado, vamos vestidos de forma poco adecuada: Monika en camiseta sin mangas y yo con pantalon por encima de la rodilla. Preguntamos a unas viejecitas que estan a la entrada si les parecera mal que entremos asi. Una vendedora de aceite, de esas de panhuelo floreado en la cabeza, se quita el chaleco de lana igualmente floreado y se lo presta a Monika. Entonces yo pregunto: "?Y hay algun problema si yo entro asi, en pantalon corto?". A lo que otra viejita me responde: "Si, hay problema, pero no pasa nada". Pues bueno. Detras de nosotros llegan un monton de turistas en pantalon corto (cierto es que no tanto como el mio) y chicas en camiseta sin mangas, y no parece preocuparles la vestimenta. Dentro del recinto hay una iglesia grande y una capilla chiquitita. En la iglesia hay varias chicas vestidas de negro de pies a cabeza, llevan una cofia (o como se llame) como las monjas, tambien negra, y ninguna debe de llegar a la mayoria de edad. Creo que son novicias. Una esta sentada, otra reza de rodillas, otra limpia con un panho el cristal que protege un cuadro. Una pena que no se pueda hacer fotos. De todos modos procuro mantenerme a un lado, pues me siento incomodo con mi pantalon corto en un lugar donde se respira espiritualidad. En general Mtskheta me decepciona un poco, pero bueno, al menos ya lo hemos tachado de la lista.

Volvemos en una marshrutka llena hasta los topes y vamos a comer en el mismo bar cutre de la otra vez, al lado de la estacion de Didube. La camarera nos reconoce. Pedimos berenjenas, que no estan tan buenas como la otra vez. Yo pido tambien "alma", que me gusta como suena, la camarera, que sabe mas o menos tanto ruso como yo, me ha explicado que es carne. El "alma" resulta ser higado. Se deja comer. Volvemos al centro, compramos el postre en el super (yo, yogur, ella, helado) y, como seguimos con poca iniciativa y energia, vamos a internet. Luego bajamos hacia Marjanishvili, buscamos a la sehora que vende verdura en un portal y le damos la foto que le hice el primer dia en Tbilisi. Luego vamos a comer khinkali al mismo sitio de la otra vez, porque, aunque la masa no es demasiado buena, es donde mas cilantro les ponen, y eso nos gusta mucho. Cuando ya vamos de retirada, llama Irakli, que esta con unos amigos en una plaza centrica, estamos un rato charlando y bebiendo (nosotros, agua) y, como estamos hechos polvo, nos retiramos pronto.

1 comentario:

  1. Al menos lo de la cámara no ha sido nada.
    Ya se termina tu viaje , ¿no?

    Leemos.
    Un abrazo!


    P.D. Compré unas congas :)

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